Buscando un sentido a
la existencia misma
“Cada uno de nosotros
como seres humanos nos encontramos inmersos en un constante ir y venir de cuestionamientos
que conforman nuestra existencia misma y ponen entre dicho el sentido que
tiene la vida en el aquí y ahora” (Correa,2013)
El hombre va caminando por la senda de
la vida preguntándose: ¿Qué tiene preparado la vida para mí? y al tratar de
encontrar alguna respuesta que dé cuenta de esta interrogante llega a tal punto
que no logra encontrar una respuesta acertada; esta actitud en si es errónea
debido a que el hombre espera que la vida le proporcione, pero realmente la
interrogante se invierte y adquiere un matiz que le confiere al hombre un
posicionamiento nuevo sobre su existir: “el hombre no debe preguntarse qué
puede esperar de la vida, sino comprender que la vida espera algo de él” (Fabry,1984).
Esto demarca en el hombre una perspectiva diferente al percatarse que tiene una
finalidad su vida en este mundo, es decir, tal como lo enuncia Viktor Frankl: “posee
un ¿para qué? que encierra en sí mismo una voluntad de sentido.”
Pero ¿una voluntad de sentido? parece
un tanto difuso esta constante interrogante inherente a la naturaleza humana y
a lo largo de la historia de la humanidad ha sido el centro de curiosidad para
dotar a la vida un valor para vivirla (ha sido objeto de reflexión y
cuestionamiento de diversos personajes que trataron de ofrecer una respuesta
certera) y las mismas vicisitudes de la vida han relegado la importancia de
conferirle a la vida un sentido.
Por la constante transformación a la
que nos encontramos sometidos actualmente ha venido en detrimento la voluntad
de sentido, haciéndose presente la escisión que da paso a un vacío
existencial (al no encontrar ninguna valía a lo que realizan en su día a día) y
de manera paralela el rechazo de los valores tradicionales que otorgan la guía
para la elección de las actitudes a seguir por parte de las personas.
Es en este punto nodal donde Viktor Frankl ofrece una perspectiva diferente sobre el hombre, es decir, abre nuevos horizontes de concepción sobre el hombre como una unidad y da cuenta de las implicaciones de la existencia humana en este mundo que pone al límite la fortaleza humana. A través de la Logoterapia se pretende guiar a las personas hacia una mayor comprensión de sí mismas, resaltando la importancia de su pasado como formador de lo que son en el presente (gracias a sus experiencias pasados lograron diversos aprendizajes que los han llevado al momento preciso de aquí y ahora) así como el reflejo que tienen de su futuro (sus aspiraciones), de esta manera las personas logran comprender su situación actual y atribuirle un sentido a su existencia.
La Logoterapia es el método psicoterapéutico orientado a descubrir el
sentido de la vida (el término “logos” es utilizado por Viktor Frankl como sentido,
por lo tanto, la Logoterapia es la terapia que se enfoca en descubrir el
sentido de la vida para cada persona), el cual retoma una visión
humanizada del hombre, al conferirle nuevamente esta capacidad electiva y de
responsabilidad ante sus decisiones, creando así una imagen de agente activo
sobre su propio destino y la forma en que lo enfrenta.
De esta manera le ofrece al hombre un
panorama alentador al enfatizar en la existencia de un sentido de vida que es
accesible, la capacidad de poder descubrirlo (el cual también cambia de acuerdo
a la situación de la persona).
La
Logoterapia trata de enmarcar la forma en que el paciente logre concebir a este
vacío existencial como un reflejo de su misma humanidad (quitándole el
significado de signo de síntoma de una enfermedad neurótica) , la cual siempre
está en constante cambio y lleva consigo un ir y venir de tensiones que
producen crisis en él, pero es en este momento de crisis donde se instala la
oportunidad para enfrentar la situación presente y adjudicarle un sentido a su
momento; esto propicia a que el paciente no transcurra en estos periodos
tratando de llenar con banalidades que solapen momentáneamente la afección, por
ello el problema no se
centra en los aspectos banales, sino en el impulso que origina la búsqueda de
lo banal, es decir, se llena por llenar. Es aquí en donde debe entrar la
atención logoterapuetica de apoyar en el
descubrimiento de un ¿para qué? sólido y duradero que brinde al hombre (paciente)
un sentido un tanto etéreo de ser
posible, que lo enmarque en la aventura de recorrer su vida con un fin, una
misión, un objetivo claro y preciso, de esta manera vendrán consecutivamente
los beneficios de encontrarle un ¿para que? a la existencia misma, es decir, la
felicidad, la satisfacción, la paz, etc. llegarán al momento de adjudicarle la
voluntad de sentido.
El cuestionamiento que deviene : ¿Cómo conferirle un valor de sentido a
la vida? , se ha discutido líneas atrás sobre esta búsqueda como parte de
la esencia del ser humano y se pretendido dar respuestas certeras y concretas
que delimiten algún método para encontrar tan anhelado sentido, pero tal como
refiere Frankl: “el sentido del sentido, es marcarle el paso al ser” ,
siendo imposible asentar un manual que diga paso a paso como inmiscuirse en
este mar de búsqueda de sentido; resaltando que la función de la logoterapia
consistirá en hacerle ver al paciente las diferentes posibilidades que se
presentan en su vida (son accesibles a su vida y para cada momento existe un
sentido de vida el cual es flexible) y conferirle la libertad de elección.
Viktor Frankl describe que existen cinco situaciones a través de las
cuales se puede buscar esta voluntad de sentido:
- Consigo misma a partir de una experiencia
personal.
- Es consciente que existen alternativas de
elección.
- Una actitud de cambio, donde enmarca al
sufrimiento como posibilidad de valor de sentido en sí (darle al
sufrimiento un ¿para qué? de su existencia en ese momento de su vida,
dependiendo de la actitud con que lo encara) , así mismo también enfatiza
sobre el pasado y la manera de percibirlo – en él radican 2 caminos a)
dejarse abatir y arrastrar por sus efectos recalcitrantes asumiéndose como
víctima y disculpándose/excusándose ante todo y todos, b) percibirlo como
un momento de aprendizaje y de superación, tomando una posición activa sobre
su destino.
- 5. Son los menos agradables, porque exigen responsabilidad y auto trascendencia: asumiendo de manera responsable la libertad que se posee, tomando en cuenta el bagaje de valores introyectados por las figuras morales y espirituales y la elección implica contemplar y/o reemplazar dichos valores
Sale a relucir las diferentes
posibilidades para encontrar este sentido y sobre todo en aquellas situaciones
que se tornan complejas (ilógicas e implican la aparición de dolor por la
vivencia) para la persona, pero es en este nodo donde las lecciones de la
logoterapia recaen en depositar en el paciente la responsabilidad sobre su
presente y sus aspiraciones(aceptación de su pasado, vivir su presente y no
angustiarse por el futuro que es incierto, en la medida de lo posible que se
visualice a partir de sus decisiones presentes lo que quiere ser) y enfrentar
las tensiones constantes de la vida mediante un afrontamiento que vaya
encaminado a la energía espiritual (sentidos). Lo anterior se expresa en la
siguiente frase: “La tensión más saludable es y se aspira a ser: ser y
sentido” (Fabry, 1984) .
Por lo tanto, aquello desolador se
convierte en un desafío para la persona al tener como cimiento lo siguiente: suponiendo
que en el mundo existe el azar y la injusticia, ¿Qué puedo hacer yo -y en
ciertos casos, solamente yo- en la situación en la que me encuentro?
y a partir de esto el paciente se hace responsable de su búsqueda de
sentido donde existirá un descubrimiento personal para restablecer su “salud
mental”. Cabe destacar que William S. Shakien concibe a Frankl como
“aquel que ha restablecido al hombre en el sitio que le corresponde en el orden
de las cosas al restablecer su calidad humana, regenerando su salud mental al
reemplazar el sentido por lo absurdo, el optimismo por el pesimismo y la razón
por la irracionalidad”.
En este sentido la logoterapia contiene las siguientes formulaciones:
· Toda realidad tiene
sentido y la vida nunca deja de tener sentido para nadie.
· El sentido es
específico y cambia de persona a persona, y para cada persona, de momento a
momento, es decir, el sentido es permeable y flexible a la situación actual de
la persona.
· Toda persona es un
ser único y la vida en sí misma entraña una serie de objetivos que deben ser
descubiertos y a los cuales se debe responder.
· Es la búsqueda de
tareas específicas de la persona y su respuesta a estas lo que le proporciona
sentido.
· La felicidad, la
satisfacción y la tranquilidad espiritual son simples productos derivados de
esta búsqueda.
A partir de estas
formulaciones Fabry logra describir el actuar de la Logoterapia de la siguiente
manera: “la desesperación era un sufrimiento que no tenía ningún sentido
para quien lo padecía. Pero el sentido podía descubrirse en un campo más amplio
de lo que suponía la víctima de la desesperación y era labor del psiquiatra
ampliar la perspectiva del paciente, presentarle el campo de sus posibilidades
significativas en toda su extensión”.
La manifestación del logos se
establece en el momento en que el hombre acepta lo inevitable y al aprobarlo se
transforma en un desafío para él. De tal manera, para abordar esta aceptación
consciente de las diferentes vicisitudes de la vida es ineludible considerar
las 3 dimensiones (física, psicológica y noética) que conforman al
hombre, conbiéndolo como un ser aprisionado en su dimensión física
(corporal) y condicionado en su psique pero la libertad se consagra en la
dimensión de su nous (no se limita solamente a existir, por el contrario
influye activamente en su existencia); esta forma de pensar al hombre
tridimensional parte del estudio sum de Descartes “del yo soy” llegando
a la siguiente conclusión:
“El hombre es un ser, que si bien se
halla determinado de estos modos, conserva un área importante de libertad donde
no está determinado en modo alguno y es libre para oponer resistencia a lo que
lo determina”
A lo que añade Fabry:
“el hombre está determinado, pero nunca pandeterminado”.
Es en este punto donde la libertad toma
un énfasis supremo para la elección sobre la forma de afrontar las situaciones
de la vida (en ello radica la voluntad de sentido o el vacío existencial), esta
importancia se ve reflejada en la siguiente frase: “El hombre contemporáneo,
quien, sentado frente al lienzo vacío de su vida, es libre para hacer lo que le
plazca. Pero se aterra” (Fabry,1984).
Esta libertad albergada en la dimensión
noética del ser humano le da el poder determinar sus acciones, sus
experiencias, sus actitudes a partir de los valores que le dan sustento a dicha
libertad y le otorgan una guía que lo conduzca por caminos asideros(anulando
todo resquicio de incertidumbre); esta cualidad netamente humana al usarla
erradamente puede conducir al hombre a un libertinaje sobre el que se edifica
la improvisación de sus propias normas(no existen valores tradicionales, los
relega y aliena) y por lo tanto hace todo aquello que le apetezca ya que todo
entra en su marco de referencia(todo es permisible para él).
La situación en la que se encuentra
dicha libertad pone al hombre en la situación de elección sobre una u otra
alternativa (tomando en cuenta las consecuencias que se desencadenan ante
cualquier decisión), pero el propósito fundamental de la libertad radica en lo
siguiente: le ofrece al hombre la oportunidad de cambiar, de renunciar y
oponerse a sí mismo - haciéndole frente a su dimensión física y psicológica -
derrocando el aparente determinismo y por consiguiente llega la transformación
actitudinal y así tiende a la trascendencia; de todo lo anterior pone al hombre
como el creador y actor de su propio mundo, actuando y movilizándose de manera
activa y asumiendo la responsabilidad de las consecuencias que se desprenden de
su libertad al decidir.
Esto se ha venido mermando por las
implicaciones sociales que enfrenta el hombre, es decir, existe una falta de
voluntad de sentido que hace sentir la vida como carente de finalidad, de
incentivos y obligaciones, sus actos no tienen ninguna repercusión y la vida es
agobiante, sintiéndose sometido inevitablemente a las circunstancias que
escapan de su control, esta aprisionado y ha sido derrotado por la misma vida
denotando un vacío existencial. Siendo a voluntad de sentido inherentemente
requiere de un compromiso del paciente al adentrarse en esta búsqueda de un
¿para qué? de su existencia, con ayuda de logoterapeuta el cual le revelará al
paciente el campo más amplio posible de los sentidos potenciales, exhortándolo
a que tome sus propias decisiones y educarlo para que asume la responsabilidad
de sus decisiones/actos.
Si tomamos este panorama que ofrece la
Logoterapia, se pondrá de relieve los tres principios fundamentales que regirán
este actuar terapéutico:
1. A vida tiene sentido bajo todas
las circunstancias.
2. E hombre es dueño de una voluntad
de sentido y se siente frustrado cuando deja de ejercer este sentido y lleva
consigo a un vacío existencial.
3. Es el hombre, dentro de sus
obvias limitaciones, para consumir el sentido de su existencia.
A partir
de lo anterior, la Logoterapia concibe al hombre cuya vida está integrada por
una serie de situaciones, cada una de ellas encierra un sentido único que está
determinado para él solamente. A partir de esta búsqueda de sentido en cada una
de las situaciones que la vida interna, devendrá su satisfacción, su felicidad
y su salud mental. Es imprescindible que él comprenda que es libre de
actualizar los sentidos de su vida, es un acto inherente a su esencia humana y
nadie puede reemplazarlo para hacer esa tarea. La búsqueda de los sentidos
únicos de su vida hace de cada hombre/mujer una personalidad única e
irremplazable.
Lo
anterior se plasma acertadamente en el Pasaje de Hillel: “Si no lo hago yo ¿quién lo hará? … Si no lo hago ahora ¿cuándo lo
haré? … y si lo hago pensando en mi propio beneficio ¿Quién soy? Esto refleja la esencia de la Logoterapia.
La forma de acceder a este sentido que encierra
cada situación de la vida, se puede lograr a través de 3 aspectos a resaltar:
1. Mediante la realización de actividades significativas, teniendo una
participación activa, así mismo la motivación determina la significatividad de
la misma actividad.
2.
El sentido de la experiencia personal, a través de
los valores se despliegan experiencias que ofrecen sentido a la persona.
3. El sentido de las actitudes puede revelar en sentido más insondable al
momento en que el hombre se enfrenta a la
“triada trágica”: sufrimiento
inevitable, culpa imborrable y la muerte; al ser situaciones que salen del
control de la persona, inherentemente implica la vivencia del dolor pero ante
este desolador panorama el hombre puede elegir la forma de afrontar, es decir,
si encara la situación con dignidad y valentía y transformando así el
sufrimiento en una conquista suprema de su espíritu.
“No es la carga la que nos vence, parece decirnos la Logoterapia, sino e
modo en que la llevamos” (Fabry, 1984).
Todas estas posibilidades para alcanzar el sentido de vida, el más
interesante es el sentido de las actitudes, porque socialmente se privilegia
aquello que se torna positivo para las personas, todo lo que produce placer y
por ende satisface plenamente a cada persona; pero en el momento en que nos
encontramos en situaciones complejas e implican la vivencia del dolor,
parecería utópico e ilógico encontrar un ¿por qué? o ¿para qué? de su presencia
en el momento actual , pero como lo describe Viktor Frankl, el hombre esta
determinado a nivel físico y psicológico, pero en su nivel noético resguarda la
libertad que hará de él una persona activa al decidir la forma en que se
enfrentara a las diferentes situaciones de la vida, en este caso, podrá optar
por mostrarse como la víctima ante dicha situación, siendo abatido por los
efectos de la misma y el inminente vacío existencial; por otro lado, puede
afrontar la situación con una actitud de valentía en pro de su desarrollo
personal, al concebir dicha situación como un reto que debe ser superado y en
el que reside un aprendizaje que contribuirá a su crecimiento, presentándose el
¿para que? que dotará de sentido su existencia. Para resaltar lo anterior,
Yechuda Bacen afirma lo siguiente: “el
sufrimiento puede tener sentido, si te cambia y te mejora”.
Esto enmarca aquello que se refiere al sentido último de la vida en las actitudes, por supuesto es posible
encontrar sentido al realizar actividades creadoras y experiencias personales, pero
este sentido último y más profundo
radica en aquellas actitudes frente al sufrimiento inevitable esto se logra a
través de la fe aun cuando las
circunstancias reflejen un panorama desolador y complejo, es decir, llegar a transformar
el sufrimiento en un logro mediante la fe.
Es aquí donde quedamos desnudos, todo lo material se torna
insignificante y es en este punto donde la esencia del hombre resurge de las cenizas
de la tragedia que nos sumerge hasta lo más recóndito de nuestra existencia, es
el punto de inicio para el camino que nos llevará de lo superfluo a lo más
profundo de nuestro ser, porque es un acto de fe y valentía afrontar esta
triada trágica con una actitud que relegue el carácter negativo de la situación
y así dotarle de un sentido a lo que ocurre en el aquí y ahora.
El sentido es accesible a la persona pero debe descubrirse, es una exigencia de la situación y lo que
podemos hacer es abrirnos a los sentidos, realizar un esfuerzo consciente para intentar
descubrir la totalidad de sentidos posibles que nos ofrece una situación
determinada y luego elegir aquel que, dentro de los límites de nuestro
conocimiento consideramos como el verdadero para esa situación específica
(Wertheimer); la vida está llena de un sinfín de sentidos que están en
constante movimiento y es decisión del hombre lanzarse y descubrirlos paso a
paso, otorgándole un motivo para continuar su camino provisto de sentido, así
mismo devendrán los beneficios de esta elección existencial.
¿Quién
es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es.
(Viktor
Frankl)
UN AGRADECIMIENTO ESPECIAL A MI AMIGA Y HERMANA Correa Chávez Ordaliz POR PROPORCIONARME EL MATERIAL Y PERMITIRME PUBLICARLO.
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